Para reactivar el consumo de cara a las elecciones, el Gobierno amplió el programa Now 12 ″: las compras con tarjeta de crédito se pueden financiar hasta en 30 cuotas a una tasa subsidiada que varía según el plazo.
En esta columna tendemos a reiterar que endeudarse no es conveniente para la salud financiera personal. Esto es precisamente lo que ocurre cuando se compra a plazos: el usuario de la tarjeta separa en el tiempo los momentos de compra y pago, que así se disocian.
Por supuesto, hay excepciones a la regla y una de ellas ocurre cuando la tasa de financiamiento para la compra a plazos es subsidiada por el Estado.
Sin embargo, debido a que la operación no está necesariamente subsidiada, será conveniente. Ciertos datos siempre deben tenerse en cuenta para evitar futuras complicaciones con nuestra salud financiera.
Muchas veces hay trampas que debemos detectar para que las cómodas cuotas no acaben comprometiendo otros gastos futuros y obliguen a un ajuste en áreas prioritarias para nuestro bienestar.
Vamos a repasar tres de los más habituales.
1) Interés implícito en el precio
Una práctica que perjudica a los consumidores y está muy extendida entre los comerciantes es subir el precio de un producto antes de ofrecerlo a plazos, para ganar más dinero sin que se note cuando se habla de “financiación sin intereses”.
Por ejemplo, un producto que tenía un precio original de 10,000 pesos se remarca en 13,000 pesos y luego se ofrece el pago en cuotas, aunque con el interés ya incorporado al precio. En rigor, se podrá cumplir con financiación sin intereses, pero con un incremento previo del 30%.
Cómo sortear esta trampa? Buscando el mismo producto en otras tiendas (yendo a tienda o virtualmente) y averiguando el precio a pagar en el momento, todos juntos y en efectivo. Allí notaremos la diferencia y sabremos qué tarifa está implícita en el artículo que se ofrece a plazos.
2) Tarifas que impactan la línea de crédito
En 30 cuotas bajo el paraguas de Now 12 «recargado».
Sin embargo, antes de pulir el plástico Es importante realizar un cálculo simple basado en un concepto ignorado por la mayoría de los usuarios en Argentina: el límite de financiamiento con tarjeta de crédito, que se refiere al monto máximo disponible para realizar compras en una o más cuotas..
Supongamos que hemos decidido comprar un frigorífico que cuesta 50.000 pesos al contado, aunque financiado nos cobran 30 cuotas fijas de 2336 pesos. La suma da 70.080 pesos de costo final. Más allá de que es un 40% más, lo cierto es que estaremos restando esos 70.080 pesos del límite de financiamiento de la tarjeta y, si nuestro límite es de 150.000, como máximo podemos comprar otro bien en cuotas por un costo final menos. de 80.000 pesos.
El problema suele aparecer cuando una persona no lleva la cuenta de los gastos que ha estado haciendo con la tarjeta de crédito y un día encuentra que se le rompió el frigorífico y no puede comprar otro a plazos porque utilizó plástico en compras que podría muy bien. bien hecho en efectivo o con débito, sin pagar el alto interés que estaba incluido en las cuotas o en el mismo precio.
Debemos hacer un seguimiento y hacer una simple suma de las compras financiadas (reitero: monto total del bien o servicio comprado, no el valor de la tarifa) que estamos realizando para evitar problemas similares. No necesitamos comprar todo a plazos. Mucho menos, cuando no hay necesidad ni beneficio real.
3) No calcular el valor presente del monto financiado
En columnas anteriores hemos analizado el Valor Tiempo del Dinero, factor que se torna fundamental para la toma de decisiones en materia de financiamiento con tarjeta de crédito.
Una fórmula bastante precisa consiste en llevar a valor presente el monto total financiado, descontándolo por inflación proyectada, para poder establecer si acepta o no el plan de compra en cuotas que se nos ofrece.
La buena noticia es que ahora hay un sitio web que realiza este engorroso cálculo por nosotros. Se llama Infleta y nos pide que introduzcamos por un lado el precio al contado y en otro recuadro el importe que resulta de sumar todas las cuotas. También debemos informar el monto de las tarifas y dejar la inflación mensual proyectada indicada por el sitio o cambiarla, en caso de que nuestra previsión sea diferente.
Una vez subidos los datos, el sistema nos dirá cuál es el valor actual del producto si lo financiamos y podemos compararlo con lo que nos piden que paguemos en efectivo o con débito en ese momento.
Tomemos como ejemplo una secadora centrífuga con un precio contado de 13.000 pesos, que bajo el plan Now 12 se puede pagar en 30 cuotas de 650,41 pesos. Una vez subidos estos datos a Infleta, la “suma de las cuotas ajustadas al valor de hoy” resulta en 12,748 pesos, una cifra levemente menor que la cifra de caja.
En este caso, la financiación acaba resultando cómoda frente al pago pago en efectivo. Hay otros casos en los que no es así. Por eso es importante realizar siempre el cálculo.
conclusión
El sueño de comprar un producto de alto costo en cuotas fijas en pesos y así vencer la inflación es un denominador común de las personas adictas a las cuotas, que piensan más en no desaprovechar «una gran oportunidad» que en compras que realmente necesitan rendir.
Un buen consejo antes de comprar algo es preguntarnos si realmente lo necesitamos y si es conveniente pagar a plazos, entendiendo que puede haber una tasa de interés incrustada en el precio, puede impactar negativamente nuestra línea de crédito y la oferta puede ser pernicioso en comparación con el pago en efectivo o débito en el acto.
Si la operación pasa todos los controles, entonces podemos concluir que es una buena oportunidad de compra. Sin embargo, debemos saber que las oportunidades no abundan y que no podemos justificar todo el consumo con base en este argumento. De lo contrario, terminaremos afectando nuestra salud financiera en un futuro no muy lejano.
Ser consumidores inteligentes es fundamental para cuidar nuestras finanzas personales. No lo olvidemos nunca.
¡Hasta la próxima semana!
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Fuente: lanacion.com.ar