La presencia de travestis y transexuales en las universidades ha ido creciendo en los últimos años con la adopción de cuotas en entidades públicas y privadas. En el campo de la ciencia, aún quedan obstáculos por superar, como los estereotipos que aún rodean a esta parte de la sociedad.
Primera médica travesti y profesora universitaria de Brasil, Luma Nogueira Andrade, de 44 años, profesora de la Unilab (Universidad para la Integración Internacional de la Lusofonia Afrobrasileña), en el municipio de Redenção (CE), cree que hoy hay mayor apertura, pero no Todavía es un camino bastante desafiante de inclusión y recepción.
“Hay un problema históricamente sistematizado que muchas veces nos impide ser reconocidos y ocupar un espacio legítimo por el conocimiento producido, lo que rompe con los modelos tradicionales y conservadores”, dice Luma.
Luma defendió una tesis en educación en la UFC (Universidad Federal de Ceará) sobre travestis en las escuelas, en 2012. Al año siguiente, pasó a formar parte de la plantilla permanente de Unilab.
“Fue muy difícil ser el primero en ocupar ese espacio y ubicar el tema como relevante en el campo científico porque las investigaciones existentes sobre travestis y transexuales en las ciencias humanas se realizaron inicialmente en el campo de la prostitución”, dice la profesora.
“Cuando empiezo a echar otra mirada a la perspectiva que había vivido, y que había travestis y transexuales no solo en las grandes ciudades, sino también en las zonas rurales, empiezo a traducir conocimientos que en ese momento no se conocían como conocimientos científicos. «
Luma comenzó su carrera académica en las ciencias biológicas. Los temas que surgieron relacionados con la sexualidad llevaron al profesor a vincular el conocimiento biológico con las ciencias humanas. Uno de los puntos planteados fue desmitificar la idea de que los travestis están directamente vinculados al ámbito de la prostitución.
«No podía ser el único lugar donde se difundía en el sentido común y la ciencia», dice Luma.
“Fue un desafío traer este tema desde el espacio escolar al campo de la ciencia, porque no se consideraba algo científico y relevante”.
Según el profesor, hay una parte de investigadores y científicos aún conservadores, que influyen tanto en el reconocimiento del tema como en la apertura de la posibilidad de que travestis y transexuales ejerzan su dinámica de científicos.
“Cuando las personas no son conscientes de este nuevo conocimiento, esta dinámica se complica un poco. Es uno de los aspectos que todavía impacta mucho en la realidad de las travestis y transexuales que experimentan el espacio de la ciencia”.
El científico aún percibe un proceso de discriminación y desconfianza, además del intento de producir ‘desconfianza’ en el proceso.
“Hoy nos encontramos con travestis y transexuales que han roto un poco con esto por las aperturas que se han producido en el transcurso de nuestra historia, a través de la lucha de los movimientos, que tienen una influencia muy fuerte en la lucha por las políticas públicas, por los derechos, por la inclusión. . es satisfactoria».
Otro obstáculo que enfrentan estos grupos en el mundo académico es el uso del nombre social, a pesar de una resolución del Ministerio de Educación, aprobada en 2018, que autoriza su uso en las matrículas de las instituciones educativas del país.
“Interiormente todavía hay dificultad porque se crea una burocracia para el reconocimiento de esta identidad de género. Bastaba con reconocer lo que la persona quiere”, dice.
Esto también ocurre dentro del entorno profesional. Según Luma, todavía hay científicos que ignoran el nombre social, lo que dificulta el diálogo e inhibe a las personas.
“Muchos científicos que todavía no tienen la apertura para entender la cuestión de la filosofía de la diferencia, no pueden tratar a su colega trans de la forma en que se identifican, como se presentan. Eligen traer temas tradicionales, sin reconocer los avances que la biología ha producido la ciencia», dice Luma.
La presencia de travestis y transexuales en espacios que hasta entonces eran tabú promueve un cambio epistemológico, no solo en la producción de conocimiento, sino también en las personas, según la profesora de la Unilab.
“La gente empieza a desmitificar sus mitos ya vivir con ese cuerpo que fue marginado. Ya es un aprendizaje, produce una transformación”.
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Fuente: uol.com.br