La ambición impulsora de Villa María de llevar sus vinos al mundo, mostrando lo mejor que Nueva Zelanda puede producir, está respaldada por una selección superior del sitio, pero también por las mejores prácticas en los viñedos y bodegas.
“El cuidado y la artesanía en cada paso, desde el viñedo hasta la botella, muestra un compromiso inquebrantable para hacer vinos sobresalientes”, dice el viticultor jefe de Villa María, Ollie Powrie. Después de haber estado en la empresa durante 15 años, ha sido testigo de los pasos considerados y decisivos de Villa María para expandirse y sobresalir.
La audaz política de crecimiento de la compañía ha hecho que su colección Single Vineyard se expanda a través de parcelas en cuatro regiones diferentes de Nueva Zelanda, Marlborough, Hawke’s Bay, Auckland y Gisborne, mostrando siete variedades de uva. La decisión de dónde y cómo plantar cada variedad fue especialmente cuidadosa y estudiada.
“El impulso para expandir los viñedos de Villa María fue descubrir y establecer sitios de clase mundial y plantar las variedades apropiadas a una escala que pudiera llevar estos vinos distintivos al mundo”, explica Matt Deller MW, director global de ventas y marketing de Villa María.
La búsqueda de Villa Maria para hacer los mejores y más distintivos vinos condujo al establecimiento de múltiples viñedos nuevos, con los sitios más extremos produciendo los perfiles de sabor más extremos. Valientemente ser pionero en estos sitios ha sido recompensado con frutas que producen vinos de estructura extraordinaria, lo que lleva a la exitosa serie Villa Maria Single Vineyard.
“Estos vinos hablan de la calidad de los viñedos, pero también de nuestra filosofía enológica de atención boutique a esta gama”, explica Deller. “Recolectar las uvas a mano y mantener todos los fermentos separados nos permite celebrar los matices y las diferencias específicas de los lugares especiales donde cultivamos las uvas.
“En realidad, somos una gran empresa vinícola que produce muchos, muchos vinos boutique”, agrega Deller, y explica que cada uno de los vinos de Villa Maria Single Vineyard comprende solo de 100 a 1000 docenas de botellas. “Entendemos que el éxito perdurable de Villa Maria Private Bin Sauvignon Blanc nos da la capacidad de hacer tantos otros vinos de estatura boutique, y mantenemos los mismos estándares de calidad para todos ellos”.
Deller dice que el éxito global le ha dado a Villa María el mandato de liderar e introducir nuevos desarrollos en el vino de Nueva Zelanda. Destaca, con gran ilusión, el albariño cultivado en la zona de Gimblett Gravells de Hawke’s Bay, que recién se plantó en 2014 pero que ya ha cosechado destacados elogios de la crítica. “Todos los que lo prueban dicen que tiene el factor X”.
Villa Maria también promueve con confianza sus prácticas vitivinícolas sostenibles, con la gama EarthGarden vegana y 100% orgánica certificada que arroja luz sobre las prácticas vitivinícolas orgánicas de Ollie Powrie, vigentes desde 1999.
La elaboración de todos estos vinos de Villa María ocurre a través de la simetría y el trabajo en equipo entre los enólogos y viticultores de la empresa, quienes juntos realizan evaluaciones ciegas de todas las uvas y vinos de Villa María en proceso, al menos cinco veces al año. El conocimiento y las discusiones compartidas del equipo aseguran una mejora continua, desde cero.
“Nos da la confianza para seguir esforzándonos más allá de las expectativas actuales”, dice Ollie Powrie. “Dentro de Villa María, no solo hay entusiasmo por producir estos vinos de excelencia, sino también por lo que viene después”.
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Fuente: www.decanter.com
Esta nota fué publicada originalmente el día: 2022-02-08 12:00:54