los desequilibrios en el plan cambiario que provocan una brecha muy amplia entre las diferentes referencias para comercializar productos y servicios denominados en dólares, generan que los analistas propongan ideas para acabar con esta dispersión de precios.
En este sentido, el implementación segmentada de un tipo de cambio más alto ($200) incentivar al sector agrícola a liquidar el remanente de la cosecha de soja, plantea la pregunta de si ese debe ser el valor mínimo aceptado por los exportadores para deshacerse de sus productos.
«Los ‘éxito’ del dólar de soja para reconstruir reservas Seguramente habrá ayudado a mostrar, en medio de la revisión del FMI, que el país va por el camino de la acumulación de divisas. Pese a ello, el retraso cambiario sufrido en 2022 parece injustificable», detalla un informe de LCGconsultoría fundada por Martín Lousteau.
Al respecto, sostiene que la prórroga del régimen de tipo de cambio diferencial para la soja y sus derivados “no garantiza que esta tendencia se pueda extender, porque estamos asistiendo a una liquidación de existencias retenidas, es decir, una cantidad finita”.
Y más allá de estas limitaciones y factores específicos, estos economistas también advierten que la costo del «dólar de la soja» era «abrir una ventana de posibilidad de tener un dólar diferencial para el comercio».
El cierre de la «ventana» del dólar de la soja
Entonces, para los analistas de LCG, la «Soy dólar» puso sobre la mesa la necesidad de un tipo de cambio más alto que debe resolverse de dos formas posibles.
El «dólar de la soja» mostró al gobierno la necesidad que tienen varios sectores exportadores de un tipo de cambio más alto.
“La primera es extender el régimen de tipos de cambio múltiples para diferentes productos exportables y agregar restricciones al pago de importaciones, ahí el principal objetivo es el turismo. La segunda es, directamente, devaluar el peso tradicional con un discreto salto a $200”resumen los analistas.
Y concluyen: «La alternativa más sana para la economía sería la segunda. Sin embargo, el ciclo político impide parcialmente asumir los costos de esa devaluación”.
A su vez, los economistas señalan que, por haber retrasado la corrección de impuestosPosiblemente esta devaluación implique un «empeoramiento» de las cuentas públicas para 2023, de la mano del gasto en subsidios energéticos.
«Por lo tanto, es de esperar que el régimen cambiario deriva en un esquema de tipos de cambio múltiples para los próximos meses«, opinan desde LCG.
Dólar, tasas e inflación en juego
Sin embargo, se destaca que la brecha cambiaria en niveles aún altos “parece ir en contra” de los resultados esperados por el FMI. En este sentido, se considera posible que la Banco Central «intenta deslizar» el tipo de cambio acelerando el ritmo de devaluación y, al mismo tiempo, controlar la estabilidad del dólar paralelo.
«Aquí el momento es clave, dado que los próximos meses no parecen cómodos suficiente para retrasar esta corrección”, advierten los analistas de la consultora, que afirma que esta tensa situación se prolongará hasta finales de año.
La brecha cambiaria supera el 100%, y el Gobierno apunta a devaluar la moneda más rápido para reducir las diferencias.
Mientras tanto, La suba de tasas de interés anunciada a mediados de septiembre por el BCRA, «ayuda» a controlar el techo del tipo de cambio libre, «pero si vuelve la percepción de escasez límite de reservas internacionales, no habrá tasa que compense la depreciación esperada». de la moneda nacional.
En cuanto al impacto en el inflación de un ajuste del tipo de cambio, desde LCG creen que este problema aparece como una «limitación adicional».
«No creemos que las devaluaciones se trasladen completamente a los precios, pero sin duda acelerarán una tasa de inflación eso provoca problemas distributivos pero que también empieza a afectar la eficiencia del sistema. Es decir, los niveles actuales de inflación ya no funcionan como una relación inversa entre desempleo e inflación, como es habitual, sino como niveles de inflación que impactan negativamente en la actividad”, reflexionan.
En este contexto, la presentación de la Proyecto de Ley de Presupuesto Nacional para 2023.
«Con proyecciones macroeconómicas ridículas pero comprensibles, el gabinete económico no sabe si llegará al 2023 sin devaluar, ni sabe cómo afrontará el próximo año electoral sin reservas y con ajuste fiscal”.concluyen los expertos de LCG.
En resumen, el cambio de pax en el dolar libre brinda relativa estabilidad, pero «sin soluciones de fondo», se considera que las tensiones volverán en octubre.
«He aquí el La inflación, posiblemente en niveles más altos, hará que una transición lógica a un tipo de cambio más apropiado sea aún más incómoda a la frágil situación exterior», concluyen desde la consultora.
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Fuente: iprofesional.com